miércoles, 9 de mayo de 2012

LLUEVE


Llueve. Comienza suave, lento como lágrimas. Gotas simples que humedecen, que te mojan sin darte cuenta. Llueve en la ciudad. Se pinta de gris; la ciudad es para el sol; se pone melancolica, se hace tanguera. La lluvia no es para una ciudad. Se descubren muchas baldosas flojas, los baches de las calles, que los automovilistas no disminuyen la velocidad y salpican. La lluvia hace llegar a la gente mojada y nadie quiere llegar asi. La lluvia es incomoda en la ciudad.

Llueve. Comienza suave, lento como lagrimas. Llueve en el bosque. No están las sombras del sol, ni los reflejos dorados. Todo brilla en los distintos tonos verdes, marrones. Todo brilla y la lluvia suave invita al paseo. Aun en el barro. Se disfruta de caminar, de mojarse. La gente no se enoja, no se fastidia. Simplemente disfruta.

Llueve, ahora intenso. Se protesta si hay que salir a la calle, todos renegando, pidiendo  que deje de llover de una vez. La gente corre, se apura. Un hombre sale apurado a la calle; sale como si estuviera en el bosque; solo. Sale impetuoso y se choca a una anciana; ella cae; el quiere levantarla y seguir su camino mientras rezonga por dentro: “para que se cruzo en mi camino esta mujer”. Una señora ayuda, un muchacho retiene al hombre que no sabe como hacer para irse. La abuela en el piso. Todos se mojan, yo me mojo. Estoy ahí, a pocos metros. Llamo al 911 pido una ambulancia; la anciana sigue en el piso; ¿porque no tendré un paraguas? Ahora llueve mucho. Me estoy empapando y la chica del 911 que me pide el nombre de la abuela para enviar la ambulancia y la señora que grita porque no viene la asistencia. El muchacho casi acogota al hombre para que no se vaya. Traigan un director de cine que tiene una escena genial. Logro convencer a la piba del 911 diciendole que la anciana es la tia de un político. Cinco minutos y llega la ambulancia. Privilegios que le dicen. La otra mujer insulta a los paramédicos por la demora. Bajan la camilla justo cuando la abuela se levanta. Esta bien. Llega un patrullero. Piden datos del hombre. Llevan por las dudas a la abuela. Me voy mojado, volviendo a casa, no puedo ir asi donde tenia q ir.

Llueve. Vamos por el sendero del bosque, camino de tierra transformado en barro, arcilla blanda. El rio tumultuoso a nuestra izquierda corriendo apurado a llevar cada gota al lago donde desemboca. Resbalo, patino en la arcilla, de traste al barro y me deslizo por el sendero derecho al rio. Siete metros mas abajo, lecho de piedras…..flor de golpe me espera……las raíces me frenan, los arboles de la orilla me sostienen e impiden que caiga. El bosque te cuida. Te conectas con él y esta a tu disposición, es tu amigo. Me incorporo, seguimos la marcha a la cabaña. Llueve en el bosque y es hermoso. Al llegar a la cabaña llueve mas intenso, esperó a que llegáramos, hasta el cielo es amistoso en el bosque. En la cabaña, chocolate caliente y sentarse a ver como diluvia sobre la montaña. Solo podes relajarte, reflexionar y meditar, te sentís uno con el universo, sos cada gota de lluvia, sos cada piedra de la montaña. Uno es feliz en la lluvia.

Llueve. Regreso a casa. A tomar mate, comer tortas fritas. En la ciudad no meditamos, comemos cuando llueve. No nos sentimos uno con el universo, sentimos que nos estamos engripando. Que perdimos la tarde. ¿La perdi?

Cuando regresaba a casa, recordé el bosque y esa lluvia. Y compare….o simplemente descubri que la naturaleza se lleva bien con la naturaleza y la ciudad no es natural…..es algo simétrico, puras líneas rectas………donde hay una recta en la naturaleza?....aprendí que el apuro solo te atrasa……la línea recta no es el camino mas corto……..sino el mas difícil pues no existe, es un invento del hombre la línea recta.

El bosque es sinuoso, el rio tambien, las montañas ondulantes………..no hay rectas pero si paz.

La ciudad es recta pero no tiene paz.

Y ahora sentado. Recuerdo y comparo y sueño. Sueño con el bosque, con el brillo verde y marron en la lluvia y miro por la ventana y tengo el gris del asfalto, del revoque de la casa de enfrente y cierro los ojos y miro en la cabaña y veo montañas, rio y bosque.

Y ese bosque mojado me hizo imaginar los duendes y las hadas, y fue esa lluvia, esa gota que me hizo pensar en que quizás fueron los duendes y las hadas volando entre las gotas de la lluvia quienes vinieron a mi a sostenerme juntos con las raíces para no caer en el rio…..alguien me sostuvo, duende o hada, fue un ser mágico y yo hoy en el recuerdo a ese ser mágico lo traigo a la ciudad, a uno, a varios. Invoco  a todos los seres mágicos del bosque a la ciudad. Entonces la lluvia de la ciudad se llena de los polvitos mágicos de las hadas y las gotas se hacen doradas; y la tarde ya no es inútil; y aun en el gris y la melancolía, mi corazón se llena de paz.




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