martes, 20 de agosto de 2013

No somos perfectos: somos humanos. Sin importar de donde somos, si de la Tierra, o de otro planeta del universo, todos somos imperfectos. Somos seres en evolución, en crecimiento, en desarrollo.
Todos sabemos cual es el calzado y la vestimenta que debemos llevar en el sendero de la eternidad. Sabemos que tenemos infinitos caminos porque todos conducen al corazón de Dios. Mas como vamos vestidos es como será el viaje. Nuestro calzado debe ser pacifico y nuestra vestimenta amorosa. Esas indumentarias las desarrollamos en nuestra mente y en nuestro corazón y estamos hablando de la mente y del corazón del espíritu. Es en el alma donde se crean, se nutren estas energías. Y es el alma quien forma el cuerpo, quien le transmite esos valores. Ningún cuerpo que no tenga un alma con paz y amor puede convertirse en una persona buena. Mas todo cuerpo cuya alma es amorosa solo tiene que saber escucharse, saber mirar en lo mas profundo de si mismo y ver esa hermosa luz que porta. Muchas almas de luz tienen cuerpos que llevan vidas erradas, confusas, equivocadas por no saber conectar ese cuerpo con el alma, están viviendo una experiencia especial, la de reconocerse, la de saber quien realmente son, de llegar a entender que el cuerpo solo es un vehiculo, que se abandona cuando se llega al final del viaje. Estan en la situación de descubrir que son eternos, que su alma es eterna y que el universo es el jardín donde juega, donde convive con los demás seres, donde se conecta con todo los tipos de seres de los universos.
De los seres oscuros solo podemos recibir su ego, su odio, su dolor. Mas nosotros, debemos darle mucho amor, mucha ayuda, por mas que nos rechacen, tenemos un arma contra la que no pueden y que es el amor que les brindamos. Cuanto mas amor le damos a un ser oscuro menos poder tiene sobre nosotros y no necesitamos arma alguna para derrotarlo, ellos no comprenden la energía del amor y no saben como luchar contra eso y es una energía tan maravillosa que no hay forma de contrarrestarla. Y una vez que saben que no pueden con nosotros y que le enviamos dia a dia esa energía, solo hay que esperar el momento en su eternidad en que su alma empiece a iluminarse y una vez que tienen una luz ya inician su camino hacia la luz, hacia el amor, hacia la paz.
No busquemos ir mas alla del paso que podemos dar, no pretendamos ser perfecto, ni ser los mejores, cada uno es lo que es según su evolución y su vibración; un alma joven no puede pretender tener la vibración de un alma antigua, hay muchos miles de millones de años de diferencia, muchas encarnaciones y muchas misiones de diferencia. Cada uno debe aceptar lo que es, donde esta y la vida que esta llevando. Reconocer quien se es, saber verse por dentro y colocarse las sandalias pacificas y salir a caminar el sendero de la perfeccion y este sendero es infinito, tenemos un camino infinito y maravilloso, un viaje que nunca se termina, pero que en cada estación estamos mas cerca del corazón de Dios y ese es un premio maravilloso, que nos da mucha dicha y un placer único.
Marchemos hacia la eternidad, al infinito con nuestros bagajes, con lo poco o mucho que tengamos, dejemos los caminos finitos de la carne y de lo terrenal, soñemos alto, imaginemos una aventura mayor. Vamos a conquistar los universos, a recorrerlos todos, a conocer mundos y naturalezas extraordinarias. Dios nos ha dado el mapa, sepamos leerlos, descifrarlo y a caminar.
Y recuerden para este viaje no hace falta ser un experto sino querer hacer el viaje, el cielo se ocupara de darte todo lo necesario durante el viaje. Deja la mochila terrenal que te fatiga, agota, desgarra y te impide ver la maravilla de la vida y colocate la mochila de la eternidad y sal a encontrar el corazón de Dios que es mucho mejor que quedarse admirando una imagen falsa.
 

1 comentario:

  1. Preciosa entrada llena de verdades , dejar muchas cosas, que de lo contrario mas que nosotros somos equipaje; que yendo medio desnudo a buen seguro es la mejor forma de partir de aquí en el postrero viaje.
    Besos.

    ResponderEliminar