sábado, 9 de febrero de 2019

Pan

La madre le pregunta a su hija si puede ir a comprar pan. La niña responde que sí y sale rumbo a la panadería. Compra un kilo de panecillos, recién hechos, calentitos y tiernos.  De regreso a casa, da un paseo por el parque de baldosas coloradas... y allí se encuentra al mendigo de larga barba blanca, el mismo que regala sonrisas cuando posas en él tu mirada... y la niña saca de la bolsa un panecillo y le dice:
- Toma Gandalf, come bien que ser mago también cansa!
y el mendigo bendice a la niña, por ser un ángel que cree en la Magia.

Y continúa nuestra mujercita caminando de regreso a casa, hablando con los pajaritos, a los que otro panecillo les desmigaba... y a su paso ligero y saltarín, escuchó una música que a su alma alegraba... era un ciego tocando un violín, que a cambio de unas monedas, sonaba... y nuestra niña se acercó en silencio, mas el olor del pan le delataba...

- ¿Quién anda ahí? - preguntó el músico, - que huele a hogar y añoranza...
- Soy yo, señor... no tengo dinero para poner en su sombrero, pero le puedo dar un panecito que está recien hecho con esmero.
... y tanteando el ciego buscaba a la niña, y cuando posó su mano en la mejilla, se estremeció al sentir que era igual que su madre aquella chiquilla!

- Aurora! eres tú? pregunta el ciego sabiendo que no podía ser...
- Y cómo sabe mi nombre, señor? y llorando abraza a la niña, dándole gracias por el pan y por volver a sentir a su madre, que cada noche en sueños le hablaba...

Y nuestra amiga miró la bolsa, y de sus 5 panes comprados, vio que 2 le quedaban... decidió volver corriendo, sin distraerse ni desviarse del camino de vuelta a casa...

- Mamá, mamá! Ya llegué y el pan compré…
- ¿Sólo dos compraste?
- No mami, compré un kilo y los repartí, si ellos se alimentan con un solo pan, nosotras también podemos, verdad?

Y la mamá abrazó a nuestra Aurora, porque ella bien sabe... que quien todo da, todo le es dado!

Ana García - Julio Bonanno


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