Es una cuestión superflua, banal, sin mayor valor que lo estadístico saber cuando, donde y como nacio una persona. Mas en un ser como Jesús, donde lo que importa es su legado, su enseñanza, el amor que nos dejo. Es allí donde debemos centrarnos, es allí de donde debemos comenzar a ser cristianos, desde ese amor incondicional, puro.
Festejar su cumpleaños en diciembre, es lo mismo que festejarlo en octubre, es solo una fecha, es valioso si el festejo pues es un recuerdo de su vida, de su impronta, de su entrega, de su amor.
Las personas se sienten mas humanas ante un nacimiento, es un hecho maravilloso, es una prueba del poder de la vida, de la maravilla que es la vida y todo humano, tan simple, tan minimo frente al poder divino, solo puede conmoverse, dejar aflorar sus partes mas sensibles, ser mas humano, mas cercano a Dios.
Recordar a Jesús nos acerca a lo universal, a lo divino, a lo real e infinito de la vida, nos aleja por un instante de lo terrenal, de lo físico, de lo material y es el momento ideal para unirnos a lo mas sagrado. Es un momento de llegar y de quedarse, no sirve si al dia siguiente nos fuimos de allí y volvimos a nuestras terrenalidades, a nuestras pequeñeces, porque volver nos lleva irremediablemente a las pascuas, a revivir su muerte y no tiene sentido clavarle los clavos de nuevo, no sirve subirlo al palo y que quede asi por horas, por días, sufriendo, hasta agotar sus energías físicas y sucumbir su cuerpo ante la muerte.
La navidad no es renacer a Jesús y mucho menos para crucificarlo meses después. La navidad es sentir a Jesús, sentir su amor, querer ser él y serlo desde nuestro lugar, poniendo la otra mejilla, dando nuestra paz, amando al mundo, incluso ese mundo que nos mata. La navidad es amor; no es una fecha; no es un lugar, no es nada si no hay amor.
Demos amor, no ese amor físico, lleno de deseos, de pasión, sino del que nada pide, de que se da sin decir, del que se entrega aun al enemigo, de ese amor que se brinda aun sabiendo que nos dara perdidas físicas. Demos amor, de ese que nos hace feliz, aun cuando no recibamos lo mismo.
La navidad es Jesús y Jesús es amor y eso es lo importante y valioso. Solo eso y no los adornos, ni los arboles, ni los santas, eso es circo comercial, es cambiar a Jesús por un abuelo que hace regalos. Y la navidad es un solo regalo y no es material, el regalo es amar y se hace con el corazón. Y no se trata de brindar, se trata de buscar el silencio, la calma, la paz. De no dejarse envolver por la oscuridad en fuegos de artificios, en petardos que explotan y bebidas que se abren. Tienes todo el año para brindar, para los festejos y los regalos y tienes la nochebuena para la introspección, para mirar dentro, para conectar con lo sagrado. Aprovecha ese momento, unite a lo universal, a la maravillosa luz de la vida y de Dios. No necesitas mucho tiempo, luego en el mediodía tendras el festejo y regalos. Dedica solo un instante, que si lo haces desde lo mas profundo de tu corazón lograras una paz y una luz que te convertirán, seras un ser de amor, dando amor en todo momento y habras comenzado un proceso hacia la paz de todo el planeta y solo por haber dedicado un instante de manera intensa y de conexión elevadísima y profunda, pues cuando conectas con el corazón de Jesús te deposita su energía en tu corazón.
Feliz navidad a todos que leen y a todos lo que a través de distintos medios me han escritos y agradezcos vuestros saludos y les deseo mucha paz, amor, concordia, armonía y felicidad a toda la humanidad.
Preciosa entrada sobre lo que es en realidad la Navidad.........que el NIÑO que nos va a nacer te colme de BENDICIONES
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